Autismo en Adolescentes/Jovenes y Adultos


Trastorno del espectro autista (tea) es un “término general” utilizado para describir y englobar bajo el mismo nombre a un grupo de trastornos del neurodesarrollo diferentes entre sí desde el punto de vista clínico y funcional, pero que comparten unos síntomas comunes y característicos (déficits en la comunicación social y conductas sensoriales y/o motoras restringidas y repetitivas), independientemente de su raza, etnia o nivel socioeconómico y cultural.

En niñ@s mayores a partir de primaria, adolescentes o adultos en los que sus familias o ellos mismos sospechen la posibilidad de sufrir un tea, la evaluación debe ser la misma que en los más pequeños. Debemos dirigir nuestras preguntas (historia clínica) y observación a la obtención de información acerca del lenguaje, de habilidades cognitivas y adaptativas (verbales y no verbales), así como de posibles comorbilidades psiquiátricas.

“Los adultos que buscan el primer diagnóstico de tea generalmente no tienen discapacidad intelectual y a menudo consultan por diversos síntomas psiquiátricos que pueden enmascarar o empeorar los síntomas del trastorno del espectro autista”.


Para aquellos que pasan desapercibidos resulta útil tener en cuenta algunos signos de alarma que deben llamarnos la atención sobre la posible existencia de un trastorno del espectro autista, por ejemplo:


Una vez sospechemos el diagnóstico los siguientes pasos son:

  1. Escalas de valoración como herramientas de screening: El test infantil del síndrome de Asperger (CAST), Social Responsiveness Scale (SRS), Cuestionario de Comunicación Social (SCQ),
  2. Valoración psicológica completa: Incluir pruebas específicas como la Entrevista para el Diagnóstico del Autismo (ADI-R) o la Escala de Observación para el Diagnóstico del Autismo 2 (ADOS-2) y valoración neuropsicológica del nivel intelectual (CI), funciónes ejecutivas, atención, lenguaje, lectoescritura, entre otros.
  3. Valoración de posibles patologías asociadas al tea: Los trastornos psiquiátricos son comunes en adultos con tea: trastornos depresivos, trastornos de ansiedad, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (tdah), trastorno obsesivo compulsivo (toc), trastornos alimentarios y trastornos de la personalidad, entre otros.

    El tdah es la comorbilidad más frecuente (28%) seguida de ansiedad (social, generalizada, de separación y/o diversas fobias) y sintomatología depresiva (más en niñas y en teas con mayor fluidez verbal).

    Otros problemas psiquiátricos frecuentes son la agresividad, irritabilidad y el riesgo de abuso de sustancias. Desde el punto de vista neurológico pueden asociar trastornos del aprendizaje, movimientos anormales (tics y estereotipias), trastornos del sueño o epilepsia.

  4. Exámenes complementarios: Según las características particulares de nuestro paciente (estudios genéticos, neurofisiológicos, de neuroimagen, oftalmológicos, auditivos, etc).

Independientemente del momento en el que se realice el diagnostico, debemos ayudar a las familias a encontrar el mejor tratamiento y orientarles en la toma de decisiones relacionadas con diversos aspectos: médico, educativo, económico, social, laborar o sexual.


Una de las primeras preguntas a las que nos enfrentamos en la consulta cuando realizamos un diagnostico de tea, es el pronostico a largo plazo. A pesar de la creencia popular, los resultados de estos pacientes son muy variables y han cambiado radicalmente en los últimos 20 años. Es importante señalar que existe una amplia gama de resultados en adultos tea.

“El tea es un trastorno dimensional de carácter evolutivo con diferentes grados de afectación e impacto funcional según el caso y momento de la vida en el que lo valoremos”

Aunque no existe un factor pronostico definitivo y es difícil profetizar el resultado final respecto al nivel de autonomía, es probablemente el desarrollo del lenguaje y el nivel intelectual sus principales determinantes. En muestras comunitarias (no clínica) casi un tercio de los adultos diagnosticados de tea en la infancia, verbales y con inteligencia normal, no tienen características obvias del trastorno. Sin embargo, la mayoría tienen problemas psiquiátricos menores.

La evolución favorable (autonomía en adultos) se ha relacionado con:

  1. Desarrollo del lenguaje y de habilidades no verbales a los 3 años.
  2. Desarrollo del lenguaje explosivo entre los 3-5 años (a partir de los 5 años el desarrollo del lenguaje es lineal).
  3. Buena integración social a los 9 años.