La detección del TEA se basa principalmente en la observación clínica, en la observación de las conductas del niño, la familia y la relación entre ambos. Estudios previos muestran que las señales más evidentes en el niño durante el primer año de vida implican los dominios de comunicación e interacción social (por ejemplo, la falta de contacto ocular o de imitación), mientras que los intereses sensoriales inusuales y/o comportamientos repetitivos y estereotipados aparecen más tarde, después de los 2 años.
Señales de alerta que no debes ignorar:
Estas señales pueden ser un indicador de que tu hijo necesita apoyo. Una evaluación a tiempo puede marcar la diferencia.